La no toxicidad ocupa un lugar destacado en la lista. Los dispositivos médicos comparten un contacto íntimo con los pacientes, por lo que es fundamental que cualquier retardante de llama empleado no sea tóxico y sea completamente seguro para la exposición humana. Las sustancias tóxicas pueden provocar reacciones adversas en los pacientes, poniendo en peligro su bienestar.
La alta estabilidad térmica es otro rasgo vital. Los dispositivos médicos frecuentemente soportan temperaturas elevadas durante procesos de esterilización como el autoclave. En consecuencia, el retardante de llama debe exhibir una estabilidad térmica robusta, resistiendo estas condiciones sin sufrir deterioro o perder su eficacia retardante de llama.
El retardo de llama efectivo no es negociable. El retardante de llama elegido debería reducir el riesgo de ignición y ralentizar significativamente la propagación de las llamas. Es imprescindible cumplir con estrictos estándares de retardo de llama, ya que ofrece una protección sustancial contra incendios.
La longevidad es un atributo distintivo. El retardante de llama debe ofrecer propiedades resistentes al fuego duraderas, proporcionando una protección inquebrantable durante todo el ciclo de vida del dispositivo médico. Esta resistencia es especialmente vital, dado el uso y manipulación exigentes que suelen sufrir los dispositivos médicos.
La compatibilidad es clave. Los dispositivos médicos se manifiestan en una variedad de materiales, incluidos plásticos, cauchos, metales y textiles. Por lo tanto, el retardante de llama debe integrarse perfectamente con los materiales precisos utilizados en la fabricación de dispositivos médicos. Debe mejorar, no obstaculizar, su rendimiento, longevidad o funcionalidad.
Teniendo en cuenta estos criterios, la recomendación suele inclinarse por retardantes de llama sin halógenos para la protección contra incendios de dispositivos médicos. Estos retardantes de llama, desprovistos de cloro, bromo y otros compuestos halógenos, son elogiados por su capacidad para mitigar los riesgos de incendio sin liberar gases peligrosos cuando se exponen a las llamas. Cumplen hábilmente con los estándares de salud y seguridad, al mismo tiempo que ejercen un impacto mínimo en la conductividad eléctrica y los atributos mecánicos de los materiales incorporados en los dispositivos médicos.